Está científicamente comprobado que la materia no es estática, son átomos en movimiento, por lo tanto, todo lo que existe en el universo (lo veamos o no) tiene una vibración, desde las galaxias y los planetas hasta la más pequeña partícula existente. Éstos átomos vibran en frecuencias diferentes y generan una energía que está presente y da forma a todo concepto, lugar, objeto o ser viviente y además puede trascender las fronteras de tiempo y espacio.

Comprendiendo lo anterior, podemos concluir que nosotros como ser humanos, somos energía en vibración, y que a su vez nuestra vibración interacciona y reacciona con la vibración de nuestro entorno, y aún más allá, con la del universo mismo.

Dentro del orden universal cada uno de nosotros ha nacido en un día predestinado, y como ya sabemos que la vibración influye en todo lo existente, al momento de nuestro nacimiento había vibraciones emitidas en el campo de la energía de la tierra, las cuales influyeron en nuestra llegada al mundo. Esta vibración es parte de nuestra vida, y continuaremos recibiéndola y proyectándola por siempre. Estas vibraciones serán las que guiarán nuestro razonamiento, motivarán nuestras reacciones y actitudes.